martes, 12 de enero de 2010

Primera parte


Entre las mantas de la sabiduría
un hombre teje en color sepia
los recuerdos y un néctar cristalino
siempre hubo lugar hacia la cumbre
sus buenas costumbres
y un único dios.
Entre las mantas de la sabiduría
un hombre en silencio va de bueyes
a la sombra de un árbol que yace
en su labor más divina
la tierra y sus pies.
Sien , que atrapas la memoria
contando las gotas que un día quisieron
penetrar en los cuerpos y las mentes de aquellos
que con almas distantes escondían su roca.
Va con ellos un canto y la tácita idea
la discordia , desazón
y aquel lirio en el templo
aludiendo a la paz que no encuentran aquellos mortales
alusiva toda obra del hombre para el único hombre


Segunda parte


Y en el entrecejo de las cuestiones
una mujer habita un suelo olvidado
quien pudiera devolverla a la cumbre
si en su falda va prendido el ocaso.
Ella reclama en silencio por su silencio
ella se arrima y bebe despacio
de las aguas que otros hirieron
a su paso y dejando al costado.
Nadie la ha visto pasar aquel día
una mujer yace esculpida
en su suelo olvidado